Anette López tiene 29 años de edad, cinco ejerciendo como profesional de la enfermería; presta sus servicios en el Hospital de Zona 46 del Instituto Mexicano del Seguro Social ( IMSS) de la ciudad de Villahermosa.
Es una de la tres mil 600 personas del Sector Salud de Tabasco que enfermó de Covid- 19.
Aún así combate de frente al mortífero SARS CoV-2 cinco días a la semana; ha sufrido agresiones por su profesión, pero nunca ha pensado en tirar la toalla.
También ha derramado lágrimas de tristeza cuando ve a un paciente grave, también ha llorado de felicidad cuando una persona libra la batalla; pero también de coraje cuando se entera que un abuelo enfermó por un descuido familiar.
En entrevista con Grupo Cantón, Anette narra el sufrimiento de ocho horas dentro del traje térmico que se usa en el hospital para evitar la propagación del virus.
—¿Cómo cambio tu vida laboral y personal la pandemia?
A todos nos cambió la vida emocional y físicamente.
Fui una de las primeras en caer con esta enfermedad, pues no sabíamos de la magnitud de la protección que debíamos usar; lo habíamos escuchado, pero no lo habíamos vivido y necesitas una protección extrema para que no te contagies, porque el virus es muy chiqutito.
Aunque si he visto a compañeros que les ha tocado muy fuerte.
—¿Cómo es tu día dentro del traje térmico de protección ?
Pues conforme han pasado los días hemos ido modificado nuestra forma de consumir líquidos, de desayunar, porque una vez que te pones el traje ya no puedes salir de el.
Esto significa que si quieres desayunar tienes que hacerlo a las 5 de la mañana , para que a las 7 de la mañana que ya te pongas el traje , ya hayas ido al baño y además te obligas a hacer pipí hasta el último momento.
Es complicado porque una vez dentro del traje, te deshidratas y deberíamos consumir líquidos, pero como no podemos ir al baño, nuestro método es suspender la necesidad fisiológica en la medida de lo posible.
—¿Cuáles son las horas más difíciles del día, dentro del traje térmico ?
Todo es una cadena, el hecho de desayunar muy temprano provoca que a las 11:00 o 12:00 horas del día, sientas un hueco en el estómago, más bien dolor en el estómago.
Pero eso no es lo peor, después de un rato se te olvida el dolor de estómago y pasas al dolor de vejiga por las ganas de orinas o hacer pipí, y sería tan fácil ir al baño, pero no puedes por dos razones fundamentales: porque el equipo de protección es desechado y no estamos para desperdiciar y la otra razón es porque el hacerlo significaría que nuestros pacientes se queden solos.
Entonces aquí entra el apoyo del Todopoderoso (Dios) para tener la fuerza mental, la fe y la esperanza que la agonía propia terminará en unas horas.
Cuando dan las 14:00 horas, a esas alturas del día se une el hambre, el dolor de vejiga, la cefala intensa por falta de oxígeno, sin embargo a esa hora van llegando los relevos.
—¿Una vez que llagan los relevos , que haces?
La rutina del retiro del traje, aunque quisiéramos hacerla a prisa no se puede, requiere de toda nuestra concentración para no contaminarnos.
A estas alturas quizá ya hacemos el cambio y colocación del traje con más agilida; antes tardábamos hasta 20 minutos.
Antes de probar agua tenemos que bañarnos bien, pero créeme, que con el simple hecho de respirar y hacer pipí se siente el cielo.
A las 15:00 horas, después de haber cumplido con todos los protocolos de sanitización y después de bañarte estás listo para volver a casa.
—¿Haz sufrido alguna agresión?
Estoy muy molesta por las forma en que hemos sentido agredidas. El otro día fui a un supermercaso e iba con mi uniforme, y una señora me vio y dijo: ¿Le van a vender?
Quiero decirle que nuestros uniformes son los más limpios y los más higiénicos.
