CENTRO, TABASCO.- Don José Franco Gutiérrez Cruz, habitante de la ranchería Ixtacomitán, primera sección, al sur de Villahermosa, es uno de los miles de afectados por las inundaciones.
Desde hace un mes tuvo que dejar su vivienda que compartía con su familia, compuesta por su esposa, su hija y sus dos nietos.
Batalló con la fuerza de la creciente del río Viejo Mezclapa para sacar de la zona de peligro a su familia, a quienes puso a salvo y envió a un refugio en una escuela primaria.
“Yo saqué primero a mi familia, ellos son en lo único que tengo y en quienes pensé cuando empezó este desastre; a como pude los saqué uno por uno. No quería que nada les pasara”, comentó.
Con tristeza cuenta que desde ese día no ha podido verlos debido a que no cuenta con teléfono celular para localizarlos.
Don José tuvo que improvisar una choza en la carretera cerca de su vivienda, donde tiene a sus animales de traspatio, por lo que no puede moverse de la zona por temor a que se los roben.
También cuenta que su cama es una mecedora que resulta incómoda para dormir pero que de todos modos lo hace, pues no tiene otra opción.
Sobrevive con la ayuda de personas con un buen corazón, que sin conocerlo, le han brindado una mano para demostrarle que no está solo.
“Aquí llegan muchas personas a ayudarme con lo poco que pueden y yo les agradezco mucho, no es su responsabilidad no es su responsabilidad, pero ahora no cuento con un trabajo y no tengo para mantenerme”, agregó..
A pesar de ello, tiene la esperanza de que sus familiares regresen pronto, porque para él son su motor de vida. Día con día se formula la pregunta de cómo la estarán pasando, y una gran ilusión de que están perfectamente bien lo tranquiliza, incluso si él no lo está.
También desea que todos aquellos que están lejos de su familia por las inundaciones se rencuentren, porque él está experimentando en carne propia la dificultad de estar con sus seres amados.
Don José es el claro ejemplo del padre preocupado que lucha por mantener unida a su familia.