BEIRUT.- A 24 horas de las explosiones en Beirut, capital de Líbano, la cifra de muertes sigue aumentando.
Hasta ayer se tenían contabilizados 135 fallecidos y más de 5 mil heridos, mientras los trabajos de rescate continuaban.
El presidente libanés, Michel Aoun, ha asegurado que los responsables de la tragedia, a los que llamó “negligentes”, serán castigados de la “forma más severa”.
Las autoridades han ordenado ya poner bajo arresto domiciliario a varios funcionarios de la Autoridad Portuaria de Beirut.
El ministro del Interior, Mohamed Fahmy, ha explicado que dicha medida se ceñirá por el momento a las personas que desempeñaban altos cargos en el puerto.
Pero el accionar de las autoridades no ha sido suficiente ante la rabia y la solidaridad por la tragedia que ha vuelto a unir a una población indignada con su clase política.
Medios internacionales revelan que de nuevo han sido los jóvenes libaneses los que este miércoles se han echado a las calles de Beirut ondeando la bandera nacional, pero a diferencia de otros días, no llevaban pancartas de protesta, sino palas y escobas.
Muchos caminaban silenciosos y perplejos, volcados en ayudar en las labores de rescate y limpieza, entre las toneladas de escombros que ha dejado la devastadora explosión.
Periodistas señalan que un enrarecido ambiente se ha apoderado de la ciudad, aún humeante por la explosión.
Señalan que el martes se respiraba pánico y este miércoles, rabia y solidaridad, mucha solidaridad de quienes se arriesgan al contagio de Covid.
UNIDOS PARA AYUDAR
Efectivos de rescate y ciudadanos voluntarios buscaban supervivientes entre los escombros; jóvenes de otras ciudades del país, como la suní Sidón, se trasladaron en autobús para echar una mano en las labores de rescate, pues decenas de personas siguen desaparecidas.