Pasarela corcholatera

Aquello parecía la fábrica de Cola-Cola.

Corcholatas de todas formas, colores y tamaños.

Ya no hay tapados, y tampoco se impide a alguien aspirar.

Ni falta hace “reconocimiento” oficial para moverse y salir en la foto, aunque el canciller Marcelo Ebrard presumió que 5 veces lo bendijeron en La Mañanera.

“Soy corcholata reconocida. Ni modo…”, se jactó.

En su momento se depurará la lista y solamente irán a la final los más fuertes.

Acudieron a Dos Bocas las corcholatas premium, pero también -cómo no- las de Tabasco.

Tres son las que “suenan” con más probabilidades para la tierra y agua de AMLO: Octavio Romero Oropeza, director general de PEMEX; Javier May, titular de Fonatur, y la senadora Mónica Fernández.

La misma fórmula nacional de dos hombres y una fémina.

Sus posibilidades se basan en que forman parte de una especie de círculo federal, y en el supuesto de que la sucesión local la decidirá el presidente.

Tapas mayores recorren a sus anchas el país, al igual que (principalmente) Mónica recorre municipios de Tabasco reagrupando fuerzas y confirmando posicionamiento.

Considerando que el proceso de renovación del jefe de la Nación es históricamente unos meses antes que en el Edén perdido, es juego válido.

Antes, “la bendición” del estado era que al gobernador lo (im)ponía el futuro Tlatoani.

Ya no.

May, por ejemplo, hasta corrido tiene, aunque tal vez por lo de gastos anticipados de campaña omite su nombre, pero toda la canción es sobre su vida, origen humilde, y trayectoria en el servicio público.

“… los que quieren gobernar, lo intentan por el dinero, pero no me van a alcanzar, porque llegaré primero”, reza la composición.

A él le confió Obrador que el Tren Maya no descarrile y llegue a tiempo a su destino.

No es favorito, pero tampoco está de más atender la recomendación que Ricardo Monreal hizo al “club de las corcholatas” de su categoría: “Cuiden la ley…”

Sin embargo, las reglas son otras, y ahora todo se vale.