JALAPA. A cayuco y canalete se mueve la gente. El agua sube y por ratos se estanca. Hay hogares que por fortuna tienen la posibilidad de subir sus pertenencias a la segunda planta, el otro 80 por ciento las arrincona pegadas al techo.
Corre la tarde y la gente está en sus quehaceres. Imposible no escuchar que desde adentro de las casas se chapalea el agua al caminar y las ondas del movimiento chocan contra la pequeña lancha donde viajan los activistas Guadalupe Villasana y Asdrúbal Zurita.
“Vean como está la gente, vean como se olvidaron de nosostros, estamos en el poblado de Astapa gente. Allá atrás no podíamos pasar, pero había gente dentro de sus casas”, se oye decir de Guadalupe, quien visita las comunidades para saber de sus necesidades y reportarlas a las autoridades.
“No es posible que estamos a dos metros, imagínense cómo estamos. Ayer íbamos a entrar pero no pudimos”, agrega la de la voz, durante una trasmisión en vivo a través de redes sociales.
ALERTA: LAGARTOS Y NAUYACAS
Guadalupe alerta a los pobladores del incremento del agua y la posibilidad de lagartos o culebras en el agua. “Ya se dieron cuenta, aquí pueden haber lagartos, nauyacas, puede haber de todo, estamos a orilla del río prácticamente”, les dice mientras avanza en el cayuco rumbo al refugio temporal instalado en la escuela secundaria de este lugar
La gente hace fiesta porque ya no les queda de otra. “¡Miren, llega el agua a las camionetas!”, grita asombrada la mujer, mientras Asdrúbal agrega un canaletazo más al agua, por momentos, la pala de madera se resbala al chocar contra las banquetas en el fondo del agua.
Mientras cruzan por las calles de la pequeña comunidad al estilo “Venecia” se dan cuenta de que otro grupo de personas se instalaron en el kiosko y sonríen cuando ven a los visitantes. Otros más lanzan un pasito de baile, al compás de una música de banda duranguense.
Las charlas eran muy cortas con la gente y a pesar de sus rostros serios, podía adivinarse una preocupación latente. Estar en el agua no es fácil, pero mucho menos, irse y dejar todo en manos de la delincuencia.
(Con información de Daniel Becerra)
