La maestra Teresa Torres sabe que, aunque no puede explicar en un pizarrón como lo hacía hace un año, su labor continúa en medio de una pandemia, por ello, acude a la casa de sus pequeños alumnos que no cuentan con internet ni dispositivos electrónicos, para poder enseñarles.
Aunque está en marcha el programa Aprende en Casa II, en la entidad hay familias que no cuentan con televisión, celulares o computadoras con internet.
La profesora Teresa lo sabe, pues a lo largo de los años ha detectado las necesidades de sus alumnos de la primaria rural de la ranchería Cúlico segunda sección, de Cunduacán.
MUCHA POBREZA
La docente nota cuando alguno de ellos no tienen los medios para aprender, ya que no le envían por Whatsapp las evidencias (fotografías) de sus actividades.
Además, a principio del ciclo escolar 2020-2021 “se les hizo una encuesta para saber con qué medio disponían para estar en comunicación”, relata.
Dado que no quiere que ningún niño se quede sin aprender por falta de dispositivo electónico, solicitar permiso a los padres para acudir a sus viviendas.
Con todas las medidas sanitarias y de preferencia en lugares al aire libre, la maestra Teresa acude casa por casa de los niños para que entreguen avances de sus actividades y, tanto ellos como sus padres, despejen sus dudas.
“Cuando se requiere llego una vez y organizados en horarios para que los padres entreguen su avance y despejen dudas. Con su debida autorización”, explica.
“Hubo diferente reacción, una se escondió, otro se emocionó por el tiempo pasado. Se alegran mucho de poder ver aunque sea de lejos y saludarnos a distancia”, cuenta la profesora.
