Se acerca el fin del confinamiento y sabemos que debemos prepararnos para una realidad distinta. Lo primero que debemos plantearnos es que debemos empezar con salidas progresivas con muchas medidas de precaución, hay personas que realmente no salieron ni una sola vez en estos meses, la estimulación del cuerpo y la mente no ha sido la misma por eso hay que hacerlo poco a poco y de manera progresiva.
Nos va a costar habituarnos a otra rutina, sin embargo, tenemos que empezar a entrenar a nuestra mente y tratar de tomarlo con calma. Habrá que enfrentarse a una serie de miedos, por ejemplo hay personas que están muy temerosas a contagiarse y las medidas de seguridad seguidas por ellos de manera muy exhaustiva les producen una alerta constante del sistema nervioso que no les permite “naturalizar” sus salidas a la calle ni sus entradas en casa.
Hay que tener en cuenta estas emociones debemos sentirlas y expresarlas de manera adecuada. El miedo es libre aunque tengamos elementos de seguridad a nuestro alrededor. Necesitamos elaborar pronto qué es la nueva normalidad para cada uno de nosotros y aceptar que de momento ha venido para quedarse.
Por eso es muy importante no precipitarse ni incorporarse a todo al cien de repente, hay que ir con calma, tampoco hay que presionar ni a nosotros mismos ni a los demás integrantes de nuestra familia, adaptarse toma su tiempo.
Debemos mantenernos activos, poner a trabajar la mente y estimularla, volver a relacionarnos con las personas, aprovechar las oportunidades que van surgiendo cada uno a su ritmo, debemos hacerlo todo a pequeños pasos. Es muy importante la relación con las personas. Muchos han disfrutado la relación con las personas más cercanas en estos meses que en la vida habitual. Ahora volvemos a la normalidad y deberemos ver cómo convivir y no perder el vínculo que se ha establecido estos días.
