El cerebro comienza a formarse en las dos primeras semanas de gestación, posteriormente, hacia el final del embarazo se conforma la corteza cerebral, no obstante, no está desarrollada del todo y no lo hará hasta después del parto.
En efecto, al nacer, el cerebro del bebé está aún en proceso de formación y maduración, de hecho, no es hasta los tres años cuando alcanza prácticamente el 80% de un cerebro adulto. Se trata, por tanto, de una etapa en la que el cerebro se desarrolla a una velocidad impactante, seguramente la razón por la cual no somos capaces de recordar acontecimientos previos a esa edad.
Sin embargo, el desarrollo no termina a esta edad, por el contrario, seguirá desarrollándose a un ritmo vertiginoso continuando su maduración incluso hasta la adolescencia.
El desarrollo cerebral es además, un proceso activo e interactivo que se va conformando a medida que el niño va creciendo y aprendiendo, por eso, influyen factores no sólo biológicos o físicos, sino también otros como el entorno (padres , cuidadores), el estilo de vida, etcétera.
AMOR
La relación que se establece entre el niño y la persona que lo cuida es fundamental. En efecto, es de suma importancia para su desarrollo físico, emocional e intelectual. El niño necesita sentirse protegido, amado y apoyado.
EJERCICIO
El ejercicio físico es también determinante en el desarrollo cerebral. En este sentido, algunos estudios indican que el ejercicio durante la infancia puede mejorar las funciones cognitivas de los más pequeños.
EVITA EL ESTRÉS
Es importante prestar atención a cómo el niño aprende a afrontar las adversidades durante su desarrollo. Aunque lo ideal es evitar situaciones de estrés, el menor debe aprender a manejar momentos complicados.
INTERACTUAR
Cuando un niño se expresa y encuentra como respuesta un contacto visual o un abrazo, en su cerebro se establecen conexiones neuronales que le ayudarán a desarrollar sus habilidades comunicativas y sociales.
